Una fiesta suele ser la manera de celebrar diferentes cosas. Desde inicios hasta finales, desde novedades hasta experiencias acumuladas. Puede ser la excusa para reencontrarnos con viejos amigos o para hacer nuevos; e incluso puede invitarnos a reflexionar sobre lo que fuimos y sobre lo que queremos ser.
Como todos los años, en la Organización EnAcción empezamos diciembre con la fiesta de fin de año, una gran cena comunitaria que tiene como protagonista principal a vecinos y vecinas de nuestro barrio. Una cena “a la canasta” que hace que El Campito se llene de largas mesas repletas de una gran variedad de comidas caseras cocinadas con el amor que implica saber que serán compartidas con otros.
Pero esta fiesta fue mucho más allá, no se trató solamente de celebrar el cierre de un año más del desarrollo comunitario sino que EnAcción celebraba 25 años de trabajo compartido. Por eso fue una fiesta especial a la que asistieron tanto las personas que vemos todos los días, como aquellas que hace mucho que no nos cruzamos y también algunas amistades con las que nos juntamos solo en momentos especiales pero sabemos que siempre están. También estuvieron presentes muchas instituciones amigas con las que compartimos el desafío de trabajar por nuestro barrio.
Un festejo al que no le faltó ni la torta ni los tres deseos antes de soplar las velitas, pero que festejaba muchos deseos y sueños cumplidos. Fue como ese momento de sacar las fotos viejas del placard para recordar, y volvimos a ver imágenes y videos de cuando comenzamos, de los primeros pasos, y de cómo crecimos en comunidad. Tampoco faltaron las típicas anécdotas que en toda familia cuenta alguna tía o abuelo; pero esta vez fueron relatadas por personas muy valiosas que transitaron con nosotros estos 25 años de camino. De la mano de estas memorias vinieron reflexiones y balances de todo lo hecho hasta ahora, algunas vinieron en forma de juego, otras de agradecimientos y otras de discursos. Y por si faltara algo, también hubo un regalo gigante en forma de mural que decora uno de nuestros edificios, un mural que se pintó de manera colectiva, que se llevó todas las miradas, las luces y las fotos de la noche y que expresa de muchas los modos de construir comunidad que fuimos aprendiendo en estos años..
Sin dudas fue una noche única, incluso el clima nos acompañó en los tiempos y ritmos que tuvo nuestra fiesta: con un cálido atardecer para empezar, subiendo un poco la temperatura luego (¡o tal vez fue por el multitudinario y divertido baile que no se quería cortar!), para cerrar con un vientito fresco de verano de esos que reconfortan y dan respiro y nos dió fuerzas para hacer el desarme de la fiesta de manera conjunta.
Una noche que representó todo aquello que intentamos construir en EnAcción, que marcó cierres, inicios, transformaciones, reinvenciones, pero sobre todo la continuidad del compromiso de construir y sostener lo colectivo, la clave central para afrontar el tiempo que viene.